martes, 23 de febrero de 2016

Warhammer: ¿muerte o resurreción?


Hola lectores/as,

He vuelto (música de Terminator).
Sí, después de haber estado bastante liado -y con decir "bastante" me quedo corto-, vuelvo de nuevo a mi actividad rolera. Y con esta segunda entrada del año, vengo cargadito de novedades, que ya iré comentando en próximas entradas. Hoy comento uno de los temas que más se hablan por las redes, y que es ni más ni menos que el juego de Age of Sigmar, la novedad de Games Workshop desde hace ya varias semanas.

El pasar de los años...y las ediciones

Hacia tiempo que me llamaba la atención un conjunto de figuras de pieles verdes, los Orkos, en un juego que iban a lo Mad Max del desierto, denominado Gorka Morka. Tras estar dudando un año y medio, dos años a lo sumo, viendo de cerca los juegos y figuras en el centro comercial Glories de Barcelona, finalmente me decidí por allá durante el 2002 comenzar con un ejército de Guerreros del Caos de Warhammer. La portada de un tipo poderoso embutido en armadura negra, espadas demoníacas y una mirada más feroz que ríete tú de Conan el Bárbaro me hizo decantarme finalmente por guerreros con hacha, calaveras y espadas, un carro de guerra, incineradores de Tzeentch, paladín de Nurgle montado en bestia demoníaca, y un hechicero junto con su general que hacían mucha pupa. Por aquel entonces todavía se conservaban las buenas tiendas, con "Battle Búnkers" y Noches del Veterano que te hacían pasar unos ratos geniales. 

Sin embargo, y a medida que iban pasando las posteriores ediciones,  ví como poco a poco una realidad iba formandose: cada vez más sacaban menores novedades de figuras, iban tocando reglas que antaño ya estaban viniendo bien, y la política de precios comenzaba a encarecerse al alza.
Al tiempo, una de las tiendas a las que iba más habitualmente y que me quedaba más cerca cerró por aquel entonces, y decidí, decepcionado por la nueva política de precios y por cómo iba apuntando las cosas, apartarme del rol y deshacerme del material de Warhammer. El grupo de juego se redujo considerablemente, no habían tantas tiendas como antes, y las que poco a poco iban quedando, no cumplián con mis expectativas. 

Para cuando quise retomar un poco el asunto, mis peores temores se habían confirmado: Games Workshop había matado la calidad por el precio y las ventas. Estaban sacando figuras con un poco más de detalle, pero con un cierto toque de ambientación que no terminaba de encajar -¿demonios de Nurgle montados en moscas gigantes? ¿diablillas de Slaanesh en carros que dañaban a la vista?-, y a unos precios prohibitivos, donde la mayor parte de las nuevas figuras no te bajaban de 45 euros. Y de los packs de iniciación, además de la desdoblez de la White Dwarf en dos revistas, ya ni te cuento.
¿Qué se habia hecho de esas grandes tiendas? ¿De las Noches del Veterano con Blood Bowl? ¿De aquellas figuras que encandilaban tanto por su coste en puntos, como por sus características y su estética? Esperaba, con cierta esperanza, que la tumba que se estaba comenzando a cavar Games Workshop -no la marca GW ESpaña, esa ya desapareció tiempo ha- no fuera muy profunda.

Hasta que llegó Age of Sigmar.

Age of Sigmar: el Fin de los Tiempos y nuevo negocio 

Desde hace unos cuantos meses, la marca no paraba de enviarme por correo electrónico el supuesto "Fin de los Tiempos", con el fondo de un tipo cadavérico con pinta de Nigromante que tenía muy buen futuro. "Bueno", pensé, "veo que se están comenzando a espabilar", mientras le echaba un vistazo a la web. Más tarde me enteré que esa serie de batallas supondrían un cambio en el mundo de Warhammer, con lo que sospechaba una nueva edición y la espera de una clara mejoría. Pero me equivocaba.
No podía torcerse la cosa de peor modo.
A principios de este año, y como quien no quiere la cosa, se sacan de la manga un nuevo juego de escaramuzas, Age of Sigmar, y comienzan a vender todo lo que tienen en stock de sus antiguas figuras de batallas fantásticas, aquellas que durante tanto tiempo les había hecho ser lo que eran, y por lo que se diferenciaban: un juego de batallas de fantasía con todo tipo de personajes, unidades, monstruos y hechicería, por no decir de cañones y objetos varios que en su día hicieron disfrutar a los veteranos y a los que no lo eran tanto. Ahora, han puesto toda la carne en el asador y quieren hacer un buen negocio con este nuevo juego, con nuevas figuras y nuevas reglas. A lo que yo digo: "Are you kidding me?".
Para empezar, sus libros de reglas son caros y bastante mediocres: su básico, y en inglés, ya son 60 euros, el Battletome: Seraphon Limited Edition, 111 euros, o el más "barato", el Battletome: Khorne Bloodbound, 46 euros. Y el contenido de sus páginas, recogiendo con pinzas las reglas más básicas y de un ritmo supuestamente más dinámico, no está a la altura de las circunstancias.





Por otra parte, está el tema de las miniaturas: Archaon Everchosen, 130 euros, seis figuras de Caballeros Andantes, 61 euros, cinco figuras de Blod Knights, 81 euros, y ojo, un Batallón de los Reinos Ogros, con tan solo 16 figuras, 87 euros. Y cuidado, eso no es lo mejor: en la página principal del juego puedes ver mensajes como "Gana el Ejército de tus sueños" o "¡Última oportunidad de compra!: miniaturas de Tomb Kings ¡Cuando se acaben, no volverán!" ¡Impresionante modo de venta, sí señor!

En resumen 
Games Workshop fue en su momento una marca reconocida de figuras de rol para batallas. Sin embargo, y con el paso del tiempo, las vueltas que ha dado el negocio del wargame han sido varias, y en la actualidad exiten mejores opciones para jugar con otras marcas que no suponen un gasto considerable. Seamos sinceros: sabemos que jugar a rol nunca ha sido barato, y hay que seguir unas rgelas de juego en el negocio, puesto que no deja de ser como tal,  pero no por ello significa que tengamos que gastar un ojo de la cara con tan pocas figuras, y encima, de no mucha calidad, con alguna postura errática o con una estética que se ha vuelto, en mi opinión, un poco exagerada.
La marca londinense podría haber aprovechado alguna oferta, alguna promoción especial para sus clientes, algún evento para llamar la atención del juego y aprovechar el tirón comercial. En vez de eso, la política de la empresa ha sido reducir costes a un precio de venta bastante bestia, han quitado líneas de juego y figuras porque no les salían los números, y eso demuestra que Games Workshop ha perdido el tren de la calidad desde hace un tiempo. Veremos si en los próximos meses recupera algo de esa vieja magia que tanto la caracterizaba, o si por el contrario la debacle continúa.
Y esto ha sido todo por hoy. ¡Pasadlo bien!


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