Pues la verdad es que en este caso pondría de ejemplo una partida que comencé ambientada en el mundo de Warhammer Fantasy, pero estilo RPG de mesa, por el foro de FantasyRol. Había las diversas razas por elegir características de este mundillo, y yo escogí la de los Skavens, aquellos hombres-rata con muy mal carácter y armas mortíferas basadas en la piedra bruja y bestias sanguinarias. Me realicé un asesino con dotes de sigilo y armas cortas, junto con una mascota que era una rata mortífera con dientes afilados y del tamaño de un perro. La historia estaba muy bien montada, y las características, basadas más en la agilidad que no en la fuerza, estaban bastante bien construidas. Empieza el juego, y espero mi turno para contestar mi mensaje por foro. Por aquel entonces estaba un poco liado, y contesté en un turno que no era mío -confusión que tuve al ver que había otro jugador que también se había construido un personaje Skaven, un brujo, de ahí mi fallo-, con lo cual el Máster me suspendió la participación en la partida hasta nueva orden. No pude ni siquiera jugar, y dos días después se me estropeó el ordenador y decidí, viendo las circunstancias, dejar por cierto período el foro y el rol, ya que el tiempo y las ganas no me dejaban. Una pena por mi parte, ya que la partida prometía.
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